El proyecto epistemológico:
Más allá de la mirada crítica
Esta es a una ponencia que representó a la Universidad
Nacional de Ingeniería en el “Primer Coloquio de Filosofia Analitica”
(organizado por la Universidad Catolica y la UNMSM). Ponencia que plantea una
alternativa al paradigma epistemológico clásico –a la idea tradicional de
vinculación o encadenamiento de tipo deductivo y lógico–: el concepto-metáfora
“rizoma”, que se engarza en el “Sistemismo
Ontológico”. Su propósito es invitar a la reflexión epistemológica que
permita tomar conciencia de lo que por
mucho tiempo hemos aceptado como correcto: ir más allá de la lógica de la
bivalencia que ha tenido prisionero al pensamiento occidental desde hace
siglos. Su objetivo no es demostrar la total inutilidad del modelo arborescente
tradicional, o demostrar que todas la cosas deben verse rizomáticamente, sino
que trata de develar o revelar algo
oculto: mostrar la tendencia a vivir un mundo de certidumbres, de
solidez perceptual indisputada, donde nuestras convicciones prueban que las cosas sólo son de la manera que las
vemos, y que lo que nos parece cierto no puede tener otra alternativa. Para
dar cuenta de lo rizomático, analiza la visión arborescente de los depredadores
de la “Filosofía Analítica”.
Igualmente, devela la estructura rizomática de
la tradicion de “la epistemología” mostrando que se parece
más a una planta que extrae su vitalidad de su rizoma, y demuestra por qué la “Epistemologia”(Filosofía de la Ciencia) no
puede ni debe individualizarse como si fuera un árbol. La propuesta arguye a favor
de que el pensamiento y el cerebro están mucho más próximos a sistemas caóticos
e inciertos que a la ordenación jerárquica arborescente. Su estrategia de
acercamiento a la filosofía de la ciencia, brinda un énfasis al sistemismo. Un sistemismo que se contrapone al holismo y al individualismo, inspirado en el “Pensamiento Complejo” de
Edgard Morin, la "biología del conocimiento" (contribución que hace
Maturana a la psicología con su nueva proposición epistemológica en la relación
observador/observado) y al “Sistemismo Ontológico” de Mario Bunge (el mas prestigiado filosofo de la ciencia).
Fotografía
de una “Catedral rizomatica"
producida por una colonia de termitas. Según el emergentismo, esta
"catedral" no puede ser reducida a la suma de las aportaciones
individuales de las termitas ni puede predecirse su forma a partir de las
propiedades conductuales de las termitas individuales.
Palabras clave: Sistemismo ontológico, dialógica, lógica
difusa, complejidad, caos, propiedades emergentes, circularidad.
ABSTRAC
This is a paper that represent the Universidad
Nacional de Ingenieria in the "First Symposium of analytic
philosophy" (organized by the Universidad Catolica and UNMSM). Paper posed
an alternative to the classical epistemological paradigm to the traditional
idea of tying or chaining type and logical-deductive: the concept-metaphor
"rhizome," which is set in the "System ontological." Its
purpose is to invite reflection allowing epistemological awareness of what we
have long accepted as correct: going beyond the logic of the prisoner who has
had bivalence andalusia Western thought for centuries. Its objective is to
demonstrate the total uselessness of the traditional tree model, or demonstrate
that all things must be rhizomatic, but seeks to uncover or reveal something
hidden: show the tendency to live a world of certainty, strength of perceptual
undisputed, where our convictions prove that things are only the way we see and
what we think is true may not have another alternative. To give an account of
rhizomatic rioja, discusses the vision of predators tree of "analytical
philosophy". Also reveals the rhizomatic structure of the tradition of
"epistemology" showing that is more like a plant that derives its
vitality from its rhizome, and demonstrates why the "Epistemology"
(Philosophy of Science) can not be identified as if a tree. The proposal argues
in favor of thinking and brain are much closer to chaotic systems and uncertain
that the organization hierarchical tree. His strategy of moving closer to the
philosophy of science, gives a focus to the system. A system that contrasts
andalusia andalusia holism and individualism, based on the Complex Thought
"by Edgar Morin, the biology of Knowledge (Maturana makes contribution to
psychology with his new proposal on the epistemological observer / observed)
and Systems ontological "by Mario Bunge (the most prestigious philosopher
of science).
Introduction
Creemos que un filósofo debe trabajar desde el “interior
y exterior” de la ciencia –y en esto estamos de acuerdo con Mario Bunge–,
tomando como su punto de partida, la práctica y los problemas de las
disciplinas que se investiga. Igualmente, con Putnam cuando afirma:
“Los filósofos de la ciencia examinamos de cerca la teoría
mecánica cuántica para ver qué puede aprender de ella la filosofía y para ver
qué contribuciones podemos hacer como filósofos para clarificar sus
fundamentos, Observamos de cerca la teoría de la relatividad, la teoría de la
evolución de Darwin.... A mí me ha interesado la posibilidad de dar
explicaciones en términos de funciones, que son explicaciones de tipo
biológico, más que en términos de bloques de construcción, como en la física o
en la química".
Inspirados en estas palabras, podemos decir que un
filósofo de la ciencia también debe aprender de la naturaleza. En este sentido, nuestra
propuesta sigue a los filósofos, que desde fuera observan el mundo natural para
ver qué se puede aprender de ella, pero teniendo cuidado de no caer en la
tentación de la certidumbre. Igualmente, por seguir el “Sistemismo Ontológico”,
demostramos que los que vienen haciendo filosofía de la ciencia si les importa la concepción del mundo y no únicamente la correspondencia que existe entre palabra y objeto, como dirian los que
critican la filosofia analitica.
En otras palabras, y para legitimar el titulo de esta
propuesta diremos que nos hemos inspirado en el pensamiento de Putman – para
ver que contribuciones podemos hacer- habiendo elegido las explicaciones de
tipo biologico. En nuestro caso, como veremos en lo que sigue, usamos como
metafora la forma de vida de un rizoma para explicar la vida de la
epistemologia –que nosotros, mas que tradicion lo llamaremos proyecto, por la “Forma del Espacio Nodal” que hemos
observado en la evolucion de la epitemologia traves de los tiempos–. El
análisis nodal puede parecer complicado en filosofia, pero con la metafora del
rizoma se aclararán los fundamentos que vamos a sustentar y que son bastante
simples.
Iniciamos nuestra exposición tratando de explicar el por
qué del pensamiento arborescente, con palabras de Maturana y Varela, extraídas
de su libro “El arbol del conocimiento”:
“nosotros tendemos a vivir un mundo de certidumbres, de solidez
perceptual indisputada, donde nuestras convicciones prueban que las cosas sólo son de la manera que las
vemos, y que lo que nos parece cierto no puede tener otra alternativa. Es
nuestra situación cotidiana, nuestra condición cultural, nuestro modo corriente
de ser humanos”. (…) al estudiar de cerca el fenómeno del conocimiento y
nuestras acciones surgidas de él, se revela que toda experiencia cognoscitiva
involucra al que conoce de una manera personal, enraizada en su estructura
biológica, donde toda experiencia de certidumbre es un fenómeno individual
ciego al acto cognoscitivo del otro, en una soledad que solo se trasciende en
el mundo que se crea con él." (Maturana y Varela: 1966, 11-12 ).
A su vez, Deleuze y Guattari nos dicen:
Resulta curioso comprobar
como el árbol ha dominado no sólo la realidad occidental, sino todo el
pensamiento occidental (...) a diferencia de los árboles o de sus raíces, el
rizoma conecta cualquier punto con otro punto cualquiera (...) Un rizoma no
cesaría de conectar eslabones semióticos, organizaciones de poder,
circunstancias relacionadas con las artes, las ciencias, las luchas sociales….
En efecto, si observamos con detenimiento veremos que la
metáfora tradicional de la estructura del árbol ha sido tomado como la estructura ideal para decir lo
que entendemos como “correcto”. Así es como todos hemos considerado que el
conocimiento es un gran árbol, cuyas extensas raíces que deben estar arraigadas
en suelo firme (las premisas verdaderas), con un tronco sólido que se ramifica
en gajos y más gajos, extendiéndose así por los más diversos aspectos de la
realidad.
Pero, ¿desde donde nos viene la tradición de pensamiento
occidental?. Desde que Platón divide y
compartimenta el conocimiento humano en relaciones dicotómicas y jerárquicas
entre lo racional y lo sensible, la intuición y el intelecto, el cuerpo y la
mente, lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo racional y lo
irracional, entre otras opciones dicotómicas, que aún permanece vigente, como
una consecuencia del modelo Europeo-Occidental.
Posteriormente, Porfirio y Diderot difundieron el concepto jerarquía, desde
entonces el mundo no puso en duda la lógica arborescente como correcto. El
mundo, los seres y las cosas son cada uno como un árbol: una estructura que
comienza por una raíz, continúa en un tronco y se divide luego en ramas de las
que brotan las hojas, siempre en ese orden. Sin los límites todo sería una
inmensa masa sin forma, todo sería como un gran cuerpo indiferenciado. La Naturaleza que vemos y explicamos es la
que estamos en condiciones de poder ver y explicar, nos dice Maturana, en
este respecto.
Metafóricamente hablando, diremos que nos sembraron
árboles en la cabeza: Los mayores nos enseñaron que la vida del Árbol es la
vida del pueblo. Si el pueblo se aparta mucho de la seguridad del Árbol, si
olvida comer sus frutos, o si se vuelve contra el Árbol y lo trata de destruir,
una gran tristeza caerá sobre él. Muchos se afligirán. La gente perderá su
poder. Dejará de soñar y de tener visiones. Empezará a discutir por
trivialidades.
Ya no sabrán decir la verdad ni ser honestos los unos con
los otros. Olvidarán cómo vivir en su propia Tierra. Sus vidas se llenarán de
ira y tristeza. Poco a poco, se envenenarán a sí mismos y a todo lo que tocan.
Los que nos precedieron dijeron que estas cosas sucederían, pero también
dijeron que el Árbol no moriría jamás. Y mientras viva el Árbol, vivirá el
pueblo. Dijeron que llegará un día en que el pueblo despertará de nuevo, como
de un largo sueño producido por una droga; empezará nuevamente a buscar el
Árbol Sagrado. Al principio, su búsqueda será temerosa, pero poco a poco
entenderán cuán importante es. El lugar del Árbol y sus frutos se ha cuidado y
preservado con esmero en las mentes y los corazones sabios de los ancianos y
los mayores. Estos individuos humildes y amorosos guiarán a cualquiera que
busque honesta y sinceramente el camino que conduce a la sombra protectora y a
los frutos del Árbol Sagrado.
Pasando ahora a nuestro tema. Proponemos la alternativa
del concepto de “rizoma[1]”,
en contraposición al pensamiento arborescente. Esta nueva visión rizomática,
propia de un sistemismo ontológico,
permite superar el concepto de filiación. En la raíz de un árbol, la
estructura subterránea es similar, casi simétrica a la superior arborescente.
En cambio, el rizoma muestra un entramado de raicillas entrelazadas que es lo
que permite manejar rollos de cesped como si fueran una alfombra que luego se
despliega sobre el campo de futbol.
Parafraseando a Jung[2],
en “Mi vida, recuerdos sueños y pensamientos”: la epistemología siempre nos
pareció ser como una planta que extrae su vitalidad de su rizoma[3];
la vida propiamente dicha de esta planta no es pues visible, pues yace en su
rizoma. Lo que se hace visible por encima del suelo no se mantiene sino un
único verano, luego se marchita. (…) Aparición efímera. Cuando se piensa en el
devenir y en el desaparecer infinitos de la vida de la filosofía analítica y de
las civilizaciones se saca una impresión de vanidad de vanidades; pero
personalmente creemos que nunca se perderá la continuidad y la perennidad de la
filosofía analítica bajo ese eterno cambio. Lo que vemos es la floración – y
ésta desaparece – pero el rizoma permanece” Tal como nos dice Félix Guattari y Gilles Deleuze (en su libro El Anti-Edipo[4]), ni la sociedad ni la cultura evolucionan, sino que
sufren mutaciones continuas que crean formas nuevas y descontroladas, como
sucede con los virus. Tampoco nuestra mente funciona de manera lineal, sino
múltiple, como sucede con los esquizofrénicos, quienes padecen un desorden
mental que les impide distinguir su yo del resto del mundo, la realidad de lo
imaginario. Igualmente, para nosotros los rizomas suponen una forma de concebir
la tradición epistemológica y los conocimientos que éstas producen de forma
diferente a la arborescente apreciación de sus depredadores.
Así, nosotros creemos que la tradición epistemológica no
es como se nos ha enseñado a pensar,
como un árbol lógico y ordenado, sino como un rizoma, es decir, un
“gran cuerpo indiferenciado” donde no hay un principio de los tiempos ni una
evolución lógica, ya sea histórica o cultural. En cambio, bajo la mirada de los
críticos existe una suerte de concepciones epistemológicas arbóreas que,
simulando en su estructura el crecimiento de un árbol, parecen primeramente
necesitar de unas profundas raíces, después de un cuerpo de conocimiento o
tallo, y después de unas ramas que salen del tallo principal. Por ejemplo: En
el pensamiento arborescente de los críticos de la epistemología es clara la
tendencia en creer que los autores –en la epistemología– está lejos de obtener
un acuerdo unánime (no proceden del mismo tronco) respecto a los problemas
principales con los que se enfrentan, ni tienen siquiera un acuerdo sobre el
carácter de la propia disciplina a la que se dedican (no son ramas del mismo
árbol). Consideran que hay una diversidad teórica, existente en la idea de
epistemología en las concepciones de Popper y Piaget (árboles de diferentes
bosques); que para Popper, según ellos,
el estatuto de la epistemología viene definido por tres notas (raíces de su
propio árbol): por el interés acerca de la validez del conocimiento; por su
desinterés hacia el sujeto del conocimiento (la ciencia es considerada sólo en
cuanto lenguaje lógico estudiado desde un punto de vista objetivo); es decir,
suponen que la epistemología se ocupa de los enunciados de la ciencia y de sus
relaciones lógicas (justificación); y, por último, por poseer un carácter
lógico-metodológico, es decir, normativo y filosófico (ruptura epistemológica);
que para Piaget la epistemología se caracteriza por principios opuestos a los
de Popper, ya que a la epistemología le interesa la validez del conocimiento,
pero también las condiciones de acceso al conocimiento válido; de ahí que el sujeto
que adquiere el conocimiento no sea irrelevante para la epistemología, sino que
ésta debe ocuparse también de la génesis de los enunciados científicos y de los
múltiples aspectos de la ciencia que trascienden la dimensión estrictamente
lingüística y lógico-formal.
Creemos que hay que corregir una tendencia habitual en el
observador, como el observador de la vida vegetal, quien da más importancia a
lo que se ve "arriba": tallos o troncos con sus ramas etc., que lo
que está abajo.
Esa
tendencia se manifiesta, por ejemplo, ante un árbol arrancado de raíz por una
tempestad, en la expresión. "jamás imaginé que este árbol tendría
semejantes raíces." Pero frente a esa estructura visible, en la parte
superior, con un solo eje o varios pero
estos últimos de igual o similar valor, encontramos, abajo, un entramado aparentemente caótico, que parece no
responder a ningún orden jerárquico pero con una capacidad de
auto-regeneración de la que carecen,
organismos “superiores” como los animales, que no tienen la posibilidad de
regenerar un individuo nuevo desde una parte de ellos mismos. En cambio, muchas
plantas se reproducen desde un "gajo", en especial las
rizomatosas.
Así, nosotros preferimos seguir a Bachelard cuando pone
de relieve que suelen darse cambios bruscos en el desarrollo del conocimiento.
Esos cambios representan un corte en el proceso de la investigación científica
y en la idea misma de ciencia. Así, una nueva teoría científica no se limita a
apartarse de otra precedente manteniendo el mismo marco teórico. Se sitúa, por
el contrario, dentro de un nuevo contexto epistemológico no comparable con el
anterior. La concepción de fractura niega el concepto de continuidad racional
del conocimiento. La noción de corte epistemológico es acorde con la elaboración
de “episteme” en Michel Foucault[5].
Pues entre una época histórica y otra existen fisuras epistémicas que
posibilitan una nueva disposición en el campo del saber. A partir de esta
concepción de la epistemología francesa no queda espacio para asegurar que las
teorías vigentes son mejores que las anteriores. Sencillamente son diferentes.
Los rizomas se distingue de
una raíz por poseer hojas rudimentarias y yemas. Presenta siempre raíces que
nacen de él. Algunos rizomas se disponen verticales, pero la mayoría crecen
horizontalmente. A veces tienen crecimiento indefinido, echando brotes aéreos
por su ápice y destruyéndose progresivamente las porciones más viejas.
Esta categoría
bachelardiana debe de haber influido en las concepciones de “paradigmas” y “revoluciones
científicas” de Thomas Kuhn, así como en su idea de ausencia de progreso lineal
en la ciencia. Si bien el estadounidense acepta que al interior de cada
paradigma puede haber un proceso progresivo[6].http://www.estherdiaz.com.ar/textos/bachelard.htm
- _edn7#_edn7 Alexander Koyré (1892-1964)[7]http://www.estherdiaz.com.ar/textos/bachelard.htm
- _edn8#_edn8 es una fuente asumida por Kuhn. Koyré
bebió en las vertientes de Bachelard para su propia concepción de la filosofía
de la ciencia. El filósofo ruso-francés ha contribuido a desarrollar la idea de
estructura epistemológica y de paradigma que luego obtuvieron gran resonancia
en el pensamiento de Kuhn, el primer anglosajón de fuste que, con posterioridad
a Ludwig Wittgenstein, tomó distancia de las asepsias lógico-metodológicas de
los racionalistas críticos, los empiristas lógicos y los neopositivistas. La
idea de corte epistemológico introduce la historia en la epistemología. Con
Foucault se introducirá también el análisis de las relaciones de poder[8].
Pero las fracturas epistémicas no solo se utilizan para diferenciar épocas históricas
o investigar qué poderes contribuyeron a que unas teorías se impongan a otras,
se aplica también en el análisis de la obra completa de un autor. Louis
Althusser, por ejemplo, señala una ruptura epistémica entre la obra del joven
Marx y el maduro; y a partir de esa delimitación desarrolla su propia
concepción del marxismo, otorgándole un soporte epistemológico renovado[9].
Los rizomas son como los
tubérculos, subterráneos, emergen parcialmente y crecen de forma caótica, se
conectan y relacionan con otras redes, sin un comportamiento, sólo a partir de
segmentaridades que provocan líneas de fuga, es decir desbordes en los sistemas
lineales de orden.
Desde la influencia de Grecia en Occidente, como fuente
de historia y filosofía, se refleja también el origen de la epistemología
(“Teeteto o de la ciencia” de Platón[10]).. La palabra filosofía de las ciencias
fue acuñada casi simultáneamente en Francia e Inglaterra, década de 1830;
epistemología fue un neologismo inglés, 1854, introducido en Francia en 1901.
Fue a finales del siglo XIX cuando la tradición epistemológica, ya considerada
como parte crítica de la filosofía de las ciencias, sufre cambios, que se
acentúan con la nueva física y matemática, y se bifurca metodológicamente en:
la epistemología anglosajona, por un lado, con una fuerte componente filosófica
e histórica del conocimiento; y, por el otro lado, la epistemología francesa
con una fuerte componente física e histórica.
En el
rizoma, cuando se trabaja con un gajo para lograr una nueva planta, el gajo
viene de otro individuo, da origen a otros gajos y sin reproducirse sexualmente
permite vivir infinitamente, por así decirlo.
De esta sinopsis se pueden intuir las diferencias y
paralelo entre la epistemología y la filosofía e historia de la ciencia, y la
perspectiva de dos tradiciones regionales.
Los rizomas se producen
siembre por múltiples líneas de cruce y de fuga, la lógica individuo –grupo o
sujeto- colectivo se rompe. El rizoma es siempre colectivo y múltiple (todos
somos múltiples “yoes” y en todos nosotros conviven otros muchos, externos).
Podemos
comprobar así que los rizomas no son sólo una imagen literaria, sino una forma
comportamental de situar y comprender el conocimiento de forma alternativa.
Para muchos, las diferencias entre filosofía de las
ciencias y epistemología no son contundentes, son fluctuantes: ni sus
competencias, dominios y problemas están bien delimitados. No hay acuerdo en
esto. Debido a la mirada crítica que, sobre las estructuras primeras, la
génesis y la axiología de las teorías, dirige la epistemología, entonces, esta
sufre una necesaria retroalimentación.
"Un
rizoma (…) entre las cosas, no designa una relación localizable y que va de uno
a otro, y recíprocamente, sino una dirección perpendicular, un movimiento
transversal que lleva uno al otro, arroyo sin comienzo ni fin, que corroe sus
orillas y toma velocidad entre las dos”.
Deleuze-Guattari
Ciertamente, no se niega que persistan múltiples matices
y considerandos (normativos, unitarios, relativistas, paradigmáticos,
pragmáticos, sicologistas, naturalistas, fisicalistas o falibilistas) en la
epistemología contemporánea.
"Un
rizoma no comienza y no termina, siempre está en el medio, entre las cosas, es
un ser-entre, un intermezzo. El árbol es filiación, pero el rizoma es alianza,
únicamente alianza. El árbol impone el verbo “ser”, pero el rizoma tiene por
tejido la conjunción “y … y …y…”. En esta conjunción hay fuerza suficiente para
des-enraizar el verbo ser (….)”. Deleuze-Guattari
Esto muestra el aspecto evolutivo, la metodología
transdisciplinaria y los múltiples usos del proyecto epistemológico. No falta
quienes consideran que la epistemología es asunto que compete sólo a los
científicos y no a los filósofos, o que aquella atañe más a la física que a la
ciencia en general. En ambos casos se trata de una epistemología internalista.
“(…)un
rizoma puede revestir las formas más diversas, desde una amplísima expansión de
sus entramados en todas las direcciones – lo que vemos en la superficie – hasta
nudos de condensación en sus cebollas u otros bulbos”. Deleuze-Guattari
En el fondo, la epistemología se diferencia de la
noseología o teoría del conocimiento (interacción cognitiva sujeto-objeto);
pero según los anglosajones, en sentido amplio, esta engloba a aquella, o se
funden en una síntesis. A diferencia de ellos, los galos las consideran
diferentes y la noseología, en sentido restringido de posibilidad del
conocimiento, sería una introducción a la epistemología; mientras que la
filosofía de la ciencia sería una reflexión general sobre la ciencia. Bajo la
influencia de Bachelard, y teniendo en cuenta la diacronicidad del saber, los
franceses integraron la historia a la epistemología (herencia de Whewell y
Mach) resultando una especie de epistemología histórica. En ese sentido se
podría hablar de la escuela francesa de epistemología. Al contrario, Piaget
reemplazó a la historia por una sicología genética, evolutiva y empírica, en lo
que él llamó epistemología genética (génesis e incremento de conocimiento). La
tradición francesa fue ajena al positivismo lógico y al logicismo. La escuela
anglosajona ha perseverado, con Whewell desde 1840, en considerar la
epistemología como la teoría general del conocimiento, es decir, la noseología.
Hacia 1970, Karl Popper, apoyándose en el darwinismo, en la teoría cuántica y
en la modalidad ensayo-error, introdujo la epistemología evolucionista.
Cuando un rizoma se corta, o
se intenta parar, su crecimiento caótico lo hace aparecer en otro espacio, a
través de otro hueco, siempre desborda. Los rizomas se basan en la cartografía
y la producción diferencial, es decir en un mapa constantemente construido,
desplegado y reapropiado por otros, “siempre desmontable, apropiable,
transferible, alterable o modificable, con múltiples salidas y líneas de
entrada” (Deleuze y Guattari: 26)
Tanto el empiriocriticismo, la filosofía analítica y el
positivismo lógico imprimieron su impronta anglosajona. La herencia positivista
de Comte, el convencionalismo y “comodismo” de Poincaré, el holismo de Duhem y
el racionalismo de Bachelard marcaron la huella gala. El desarrollo fulgurante
de la física, en la primera mitad del siglo XX, fue decisivo, de manera que hoy
hablar de epistemología es sinónimo de filosofía de la física (casi normativa).
Basta mirar la influencia (y recíproca) de la teoría de la relatividad y de la
mecánica cuántica en el empiriocriticismo y en el empirismo lógico (Círculo de
Viena). Otras ciencias (biología, química, cosmología, etc.) también han
ejercido una influencia. Por ejemplo, la resurrección de la teleología en
cosmología con el advenimiento del principio antrópico, cuya versión fuerte
está emparentada con la corriente de ciertos científicos interferidos por
creencias religiosas y que alimentan involuntariamente un designio o diseño
inteligente teológico y globalizante.
Ampliando esta visión
rizomática, veremos como Deleuze
y Guattar aplican
para una reflexión epistemológica. El
aprovechamiento de este concepto-metáfora, “rizoma”, abre una alternativa a la
idea tradicional de vinculación o encadenamiento de tipo deductivo y lógico.
Estas articulaciones entre los contenidos, por ejemplo de una teoría
sistematizada, eran concebidas normalmente como estructuras arborescentes o
jerárquicas (Jerarquía, concepto lógico-formal de-). Evidentemente, en esa
concepción tradicional, se daba por supuesto la total diferencia entre la
esfera de lo objetivo y la de las construcciones del observador (concebidas
éstas ya sea en dependencia de condicionamientos del sujeto, ya sea como
articulación de proposiciones formuladas a su vez en articulación de lenguaje
observacional y de lenguaje teórico. La filosofía antigua no cuestionaba la
“correspondencia” (teorías de la verdad) entre las “esencias” de las cosas y
los conceptos sobre ellas. El árbol de Porfirio con su articulación de género,
diferencia específica y especies (Ejemplo: género: animal; diferencia:
racional; especie: hombre = animal racional) es uno de los muchos casos de
empleo de tal esquema
La metáfora del rizoma
ayuda a romper con este paradigma epistemológico clásico. Por un lado niega la
necesidad de que los contenidos de cualquier saber deba configurarse según ese
modelo de jerarquía arborescente en múltiples desgloses desde un tronco inicial
común. En su lugar postula una forma mucho más libre de articulación de tales
contenidos que se entrelazan (como los conceptos de una enciclopedia definidos
unos a partir de otros). Por otra parte, y es en este punto en el que radica la
relevancia de esta metáfora del rizoma (en cuanto éste no permite “diferenciar”
individuos en esa trama vegetal) posibilita modificar radicalmente la
concepción básica de la epistemología tradicional (desde el platonismo y
aristotelismo a la misma Filosofía Analítica) al prescindir de la diferencia
básica entre sujeto y objeto. Esto es, la idea metafórica del “rizoma” no
presupone un sujeto observador separado, individualizado y distinto de la
realidad que observa, sino ayuda a concebir al observador, o a la comunidad de
observadores (comunidad científica) como inmersos ellos mismos en una red, en
constante flujo y cambio, de relaciones de interdependencia en las que las
“operaciones de observación” (incluyendo ahí el trabajo de construcción a nivel
de percepción o de posterior conceptualización e interpretación) no son algo
separado o “distinto” esencialmente del resto de las operaciones en que se
mantiene y desarrolla vivo el entramado del “rizoma” total de materia, vida, y
toma de conciencia de ese cosmos en las construcciones científicas, filosóficas
o religiosas hechas desde el interior de ese cosmo-rizoma que es la realidad.
Es sobre todo en este sentido, que aquí sólo se indica y resume, como el
concepto metafórico de “rizoma” se convierte en un concepto central para la Epistemología
de la Complejidad”, y debería ser estudiado también desde la perspectiva de la
Lógica Transclásica o Policontextural.
Analicemos ahora la
visión arborescente de los depredadores.
“Ésta
tradición luchó contra el pensamiento Escolástico al considerar que la tarea de
la filosofía no era solo crear un aparato lógico-conceptual que explicase la
realidad, que mostrase la correspondencia que existe entre palabra y objeto, sino que también tenía una
tarea práctica: el dominio de la naturaleza por el hombre. Evidentemente esta postura lleva directamente
a un realismo pragmático: lo importante es que funcione, no importa la
concepción del mundo que tengamos.” Rorty
Una tendencia habitual en el observador de la vida vegetal: dar más importancia a lo que se ve
"arriba", como tallos o troncos con sus ramas etc., que lo que está abajo. Así, Rort, solo ve
la preocupación compulsivamente lógica y reduccionista de la epistemología
anglosajona y no puede ver –por su visión arbórea– que a comienzos del siglo
XX, se elaboran en Francia ciertas categorías fundamentales de la epistemología
moderna.. La reflexión sobre la ciencia francesa se orienta más bien hacia una
racionalidad ampliada e histórica. No busca simplificar mediante formalismos.
Acepta, más bien, la complejidad de la ciencia, de la historia y de la vida;
así como su relación con lo cultural, lo social, lo psicológico y, en algunos
casos, lo político. No ve los avances ontológicos y epistemológico de
científicos reconocidos mundialmente, como el pensamiento complejo de Morin, la
convergencia interdisciplinaria que ha llevado a cambios epistemológicos en la
relación observador/observado (contribución de Maturana[11]),
o, el sistemismo ontológico de Bunge[12],
para citar solo algunos.
Mientras que los analíticos ven el sistema rizomatoso que lo ha generado. Así,
en palabras de Putnam:
“Los filósofos de la ciencia examinamos de cerca la teoría mecánica
cuántica para ver qué puede aprender de ella la filosofía y para ver qué
contribuciones podemos hacer como filósofos para clarificar sus fundamentos,
Observamos de cerca la teoría de la relatividad, la teoría de la evolución de
Darwin.... A mí me ha interesado la posibilidad de dar explicaciones en
términos de funciones, que son explicaciones de tipo biológico, más que en
términos de bloques de construcción, como en la física o en la
química."
La mayoría de las personas poseen un pensamiento
arborescente que se basa en estructuras dialécticas sobre lógicas binarias de
las dicotomías (lo bueno y/o lo malo, lo blanco y/o lo negro, lo de arriba y/o
lo de abajo, el que sabe y/o el ignorante,…). Bajo esta mirada, la mayoría de
las ciencias simulan en su estructura el crecimiento de un árbol, parecen
primeramente necesitar de unas profundas raíces, después de un cuerpo de
conocimiento o tallo, y después de unas ramas que puedan darnos finalmente los
frutos del saber. Las raíces en consecuencia siempre se estructuran y dan
conocimiento a saberes compartimentados, controlados y dirigidos
monolíticamente de arriba a abajo. El calco y la reproducción se establecen
como lógicas del conocimiento, y siempre según jerarquías piramidales que deben
dar sus frutos en lo más alto de la cúspide. El mundo, los seres y las cosas
son cada uno como un árbol: una estructura que comienza por una raíz, continúa
en un tronco y se divide luego en ramas de las que brotan las hojas, siempre en
ese orden. Sin los límites todo sería una inmensa masa sin forma, todo sería
como un gran cuerpo indiferenciado. Eso es justamente lo que somos para Gilles
Deleuze y Félix Guattari en su teoría del rizoma, que se dio a conocer en 1972
con la publicación de su libro El Anti-Edipo, continuado en 1980 con Mil
mesetas, obra en la que declaran:
“Estamos
cansados del árbol. No debemos seguir creyendo en los árboles, en las raíces o
las raicillas, nos han hecho sufrir demasiado. Toda la cultura arborescente
está basada en ellos, desde la biología hasta la lingüística. No hay nada más
bello, más amoroso, más político que (…) el rizoma”.
Desde esta perspectiva como podríamos entender la
concepción de la ciencia si no es claro su aparición, y menos aún el
pensamiento sobre la ciencia. Se sabe que el primer científico fue Tales de
Mileto; pero, el primer ejemplo de ciencia, como conjunto de conocimientos ordenados
y jerarquizados, se da con la geometría griega de Euclides; pero, Euclides,
sólo se dedicó ha ordenar conocimientos anteriores. Pitágoras no conocía el
álgebra, por lo que no pudo el teorema de Pitágoras tal y como lo conocemos hoy
que la hipotenusa al cuadrado es igual a la suma de los cuadrados de los
catetos. Partiendo del ejemplo de un cuadrado de un metro de diámetro, la
diagonal sería √2. Pero dicho resultado no era calculable. Aparecen relaciones
inconmensurables; es decir; no se daban proporciones exactas entre números
enteros. Con el tiempo apareció la geometría post-pitagorista y los números
irracionales. Se da una separación de la geometría y el álgebra.
Finalizamos nuestra propuesta comentando sobre la
convergencia interdisciplinaria que ha llevado a cambios epistemológicos en la
relación observador/observado: la contribución de Maturana con su nueva
proposición epistemológica. El es, junto con Lorenz (1973), uno de los primeros
científicos de la biología que propusieron que el conocer es un fenómeno
biológico que puede solamente ser estudiado y conocido como tal, y que ha
desarrollado una completa teoría biológica consistente con esta mirada. Además,
él propone que la misma vida debe ser entendida como un proceso de
conocimiento, en la realización del vivir en congruencia con el medio. El
trabajo de Maturana puede ser, por lo tanto, caracterizado como un sistema
explicativo ontológico unitario de la vida y de la experiencia humana. Es
ontológico porque visualiza a la experiencia humana desde un punto de vista
situado dentro de las condiciones de constitución de lo humano y no desde una
posición externa, y es explicativo porque propone una mirada de la dinámica de
relaciones que genera los fenómenos del conocimiento.
[1] En biología, un rizoma es un tallo subterráneo
con varias yemas que crece de forma horizontal emitiendo raíces y brotes herbáceos de sus nódulos. Es un sistema de reproducción
vegetativa común a muchas plantas, como Achimenes,
Canna, Zantedeschia, lirio y jenjibre (Zingiber). Los rizomas se pueden dividir
en trozos que contengan una yema al menos cada uno y plantar por separado.
[3] La noción está adoptada de la estructura de
algunas plantas, cuyos brotes pueden ramificarse en cualquier punto, así como
engrosarse transformándose en un bulbo o tubérculo; el rizoma de la
botánica, que puede funcionar como raíz, tallo
o rama sin importar su posición en la figura de
la planta, sirve para ejemplificar un sistema cognoscitivo en el que no hay
puntos centrales —es decir, proposiciones o afirmaciones más fundamentales que
otras— que se ramifiquen según categorias o procesos logicos extrictos.
[4] El Anti-Edipo (en francés
L'Anti-Œdipe,1972) es un libro del filósofo francés Gilles Deleuze y el psicoanalista Félix Guattari. Es el primer
volumen de Capitalismo y esquizofrenia, siendo el segundo volumen Mil Mesetas
(1980). Presenta una ecléctica mezcla de psicología, economía, sociedad e historia, mostrando como los regímenes "primitivos",
"despóticos" y capitalistas difieren
en su organización de la producción, inscripción y consumo. Afirma describir
cómo el capitalismo canaliza en última instancia todos los deseos a través de
una economía axiomática basada en el dinero, una organización unimental que es abstracta, más
que local o material.
[5] Foucault, Michel, Las palabras y las
cosas, México, Siglo XXI, 1978.
[6] Kuhn, Thomas, La estructura de las
revoluciones científicas, Buenos Aires, FCE, 1990, (primera edición en inglés
de 1962).
[7] Koyré, Alexander, Pensar la ciencia, Buenos
Aires, Paidós, 1994, (y, en general, en la mayoría de los escritos de Koyré
sobre filosofía de la ciencia e historia de la ciencia).
[8] La verdad y las formas jurídicas, Barcelona,
Gedisa, 1983.
[9] Althusser, Louis, La revolución teórica de
Marx, México, Siglo XXI., 1993.
[10] Para Platón, más que la búsqueda de las
respuestas para la ciencia es más importante el planteamiento de las preguntas,
ya que las respuestas varían según la manera de razonar de cada individuo y
según las condiciones en las cuales se está trabajando; sin embargo las
preguntas siempre serán las mismas.
Igualmente se plantea que la duda es la
base de la ciencia, donde el primer paso para lograr un saber fundamentado es
tomar conciencia de que lo que se creía saber no es más que una mera opinión.
Es por esta razón que se dice que el conocimiento es relativo, falible,
circunscrito y conjeturable. Como bien lo indica Popper, “la ciencia no es la
posesión de la verdad sino su búsqueda”. Para Platón, el conocimiento no se
debe transmitir como tal, sino incentivar y enseñar a los discípulos a su
búsqueda. Para esto, se propone la mayéutica como método de aprendizaje ya que
ésta permite recoger el fruto, examinarlo, considerarlo y criticarlo; sembrando
de esta manera la duda en los discípulos con el fin de estimularlos a seguir
investigando. .
[11] El trabajo de Maturana puede
ser caracterizado como un sistema explicativo ontológico unitario de la vida y
de la experiencia humana. Es ontológico porque visualiza a la experiencia
humana desde un punto de vista situado dentro de las condiciones de
constitución de lo humano y no desde una posición externa, y es explicativo
porque propone una mirada de la dinámica de relaciones que genera los fenómenos
del conocimiento.
[12] Bunge
nos dice que: “La ontología del sistemismo puede ser condensada en el principio
de que toda
cosa concreta es o un sistema o un componente de un sistema”, “”Crisis
y reconstrucción de la filosofía”.
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